Respetar la importancia de los ritmos de la luz hace que nuestro organismo funcione mejor marcando nuestro día a día sin darnos cuenta
Hoy, ya que celebramos su día, voy a hablaros de la importancia de la luz. Muchas veces no nos damos cuenta del papel fundamental que tiene en nuestras vidas y de cómo nos afecta a nuestra salud, estado de ánimo y bienestar general. Y es que el tema no es tan sencillo como parece.
La vida humana, animal y vegetal se ordena según varios ciclos, uno de los más importante es el del día y la noche, la luz y la oscuridad.
En el siglo XVII se hicieron una serie de experimentos con el girasol. Se pusieron en un espacio cerrado y oscuro y percataron de que este continuaba “siguiendo“ al sol aunque estaba en la oscuridad. Esto nos enseñó que el girasol tiene un “reloj interno”, lo que llamamos reloj biológico que es el que rige estos ritmos. A los días de seguir a oscuras el pobre girasol comenzó a desincronizarse hasta acabar completamente desfasado en relación al día y a la noche.
Esto es lo que llamamos ritmo circadiano, es decir, el comportamiento repetido y regular de nuestro cuerpo cada 24h que se repite día tras día. La alternancia del día y de la noche es lo que permite el buen funcionamiento cíclico, lo que coordina nuestro cuerpo y el correcto funcionamiento de células y organismos para tener una buena salud.
Pero, ¿cómo es este proceso?
Como seres humanos, captamos el tipo e intensidad de luz que hay a través de la retina y esta información pasa a nuestro cerebro que reacciona de una manera u otra. La intensidad de iluminación es más compleja y requiere cálculos, pero podemos hablar de tipos de luz. La podemos clasificar según su temperatura de color. Tenemos la luz fría o azul, la luz neutra o blanca y la luz cálida o anaranjada. Esto corresponde exactamente a los cambios de la luz a lo largo del día, desde el amanecer al atardecer.
¿Qué pasa cuando esta señal llega al cerebro?
Mediante un complejo proceso, producimos o no la melatonina, conocida como hormona del sueño. Durante el día hay mayor presencia de luz azul provocando la inhibición de dicha hormona, es decir, haciendo que permanezcamos despiertos. Sin embargo, conforme se acerca la noche, nuestro cuerpo va segregando la melatonina haciendo que nuestro organismo esté más predispuesto al descanso.
En resumen, si recibimos luz azul – fría se incrementará la actividad en el organismo y no produciremos la hormona del sueño mientras que al recibir la luz cálida tendremos menos actividad por lo que se nos generará sueño al producir melatonina. Cuando estos ritmos de luz varían, se nos provoca un desajuste biológico.
La reacción de nuestro organismo
La respuesta a todos estos cambios como vemos, se traduce en insomnio e incluso, mucho más allá, se está demostrado que agravan considerablemente todas las enfermedades conocidas como modernas, la diabetes, el cáncer, el Alzheimer etc. Los hospitales hoy en día, tienen muy en cuenta la iluminación para producir mejoras en el estado de los pacientes.
Podemos concluir con todo esto que con la iluminación artificial hay que reproducir los ciclos naturales de la luz del sol. Durante el día en interiores es mejor luz intensa de temperatura de color blanca con el componente azul para que nuestro cuerpo interprete que es de día y mantenernos despiertos lo que ayuda a mantener una atención y productividad.
Por otro lado, al anochecer la importancia de la luz irá cambiando a una iluminación con temperatura de color más cálida, anaranjada para que nuestro organismo vaya detectando que se acerca la hora de dormir, nos relajaremos y nos entrará sueño.
De qué manera podemos modificar la luz
Los diseñadores de iluminación aplicamos esta teoría a nivel tecnológico con la ayuda de la domótica. Esto nos permite controlar las necesidades lumínicas a lo largo del día teniendo en cuenta la presencia y control de la luz natural. Por ejemplo, si en una oficina muy profunda tenemos solo una ventana en un lateral, las luminarias cerca de la ventana estarán apagadas y las del fondo tenuemente encendidas. Este sistema trabaja a tiempo real para conseguir unos niveles óptimos de iluminación, nos permite automatizar la iluminación para que los cambios se hagan suavemente, de manera progresiva y que nuestro cuerpo se vaya adaptando poco a poco a ellos.
Para entenderlo mejor, al igual que existen parámetros de temperatura adecuados para una vivienda que dependen de la actividad que se ejerce en ese espacio, dormir o hacer deporte por ejemplo, con la iluminación ocurre lo mismo; hay unos parámetros lumínicos adecuados para casa espacio de nuestra vivienda.
¿Crees que respetas el ciclo circadiano en tu día a día? ¿Cómo podrías ayudar a mejorarlo con la iluminación de tu vivienda u oficina? Estoy deseando leerte para descubrir vuestras reacciones a este tema. Nos leemos en el siguiente post.
Un abrazo,
L.